6.1.1. Aprendizaje en línea o e-learning

El aprendizaje en línea se entiende ampliamente como el tipo de instrucción que se realiza a través de Internet en modos sincrónico y asincrónico y que puede facilitarse a través de una serie de herramientas en línea (Dabbagh y Bannan-Ritland, 2005). El método de impartición de aprendizaje en línea se considera una de las mayores tendencias en todos los niveles de educación, particularmente después de las restricciones impuestas por la pandemia Covid-19. Para 2025, se estima que el crecimiento del aprendizaje en línea tendrá un valor total de $ 325 mil millones en todo el mundo (TechJury, 2020). Hay muchas razones por las que los programas de aprendizaje en línea se han convertido en una forma popular de aprendizaje a distancia en la educación actual. Por ejemplo, el entorno en línea ofrece oportunidades sin precedentes para las personas que de otro modo tendrían un acceso limitado a la educación, así como un nuevo paradigma para los educadores en el que se pueden desarrollar cursos dinámicos de la más alta calidad desde cualquier lugar conveniente (Sadeghi, 2019). En muchos casos, la flexibilidad, la diversidad de opciones, la autodirección / autonomía, la adquisición de conocimiento y creatividad se citan como algunos de los beneficios clave documentados para el e-learning (SadeCornaway y Zorn-Arnold, 2016; Zare et al, 2016). Además, dado que se estima que el 93% de la comunicación es no verbal, se considera que la educación en línea ayuda a los estudiantes a expresarse con mayor libertad, especialmente considerando que los juicios sociales no se ven empañados por interacciones físicas (Soraya et al, 2019).

 

A pesar del crecimiento del aprendizaje en línea y sus muchas ventajas, también existen algunos desafíos persistentes que también son particularmente evidentes en el campo de la educación. Algunos estudiantes sin acceso confiable a Internet y / o tecnología luchan por participar en el proceso y esta brecha se experimenta tanto entre países como entre niveles de ingresos dentro de los países (Adnan y Anwar, 2020). Por ejemplo, según la OCDE, mientras que el 95% de los estudiantes en Austria, Suiza y Noruega tienen una computadora para usar en sus tareas escolares, este porcentaje se reduce a solo el 34% en el caso de los estudiantes indonesios (OCDE, 2018). Para aquellos que tienen acceso a la tecnología adecuada, también existe la cuestión de si el aprendizaje en línea es tan efectivo como las interacciones cara a cara. Por ejemplo, todavía existe un consenso general de que se requiere un entorno estructurado para la educación de los niños (especialmente los más pequeños), y esto no siempre se puede lograr con el aprendizaje en línea. Esto también es un desafío para la educación de adultos. La cultura emergente siempre en línea también ha demostrado ser problemática, ya que se considera que interfiere con la capacidad de atención y, por lo tanto, interrumpe el enfoque de los estudiantes durante el aprendizaje electrónico. En cualquier caso, dado que el aprendizaje en línea es hoy en día el método común y no la excepción, los educadores deben estar alineados con sus procedimientos y lograr entregar resultados de calidad en ese contexto.